Mi cuento de Navidad.
Es difícil escribir el último cuento.
En Navidad siempre me da por pensar y echar la vista atrás. Será por aquello de hacer un balance (o de intentarlo).
Aún recuerdo mis primeras navidades en el instituto. Pedí para reyes un equipo de música y un par de cd's. También recuerdo cómo empezaba una etapa totalmente nueva para mí. Tan sólo tenía doce años, pero yo sentía que aquello ya era otra cosa.
Ahora, en la distancia, me doy cuenta de lo rápido que ha ido el tiempo, y cómo nos ha transformado el instituto. Seis años han dado para mucho, y no sólo para aprender cosas como que Tariq cruzó el estrecho en el año 711 (que también).
Hemos estrechado lazos que serán para siempre, y otros que nos acompañaron un trozo del camino. Cada año llegan amigos nuevos y con ellos ilusiones y perspectivas nuevas.
Excursiones, concursos, juegos, amigos. En seis años lo hemos pasado todo. Madrid, París, Londres, Nottingham... de eso no nos podemos quejar.
Hemos crecido, evolucionado y madurado. Supongo que en estos seis años hemos cambiado más rápido y en mayor manera que en cualquier otro momento de nuestra vida. Por eso necesito hablar de ello y sobre todo, que permanezca. Quiero que pase el tiempo y de nuevo recordarlo todo, quedándome sólo lo bueno e intentando hacer una crítica constructiva de lo malo.
A los que entráis: disfrutadlo. Aprovechadlo, degustarlo, implicaros en ello y sabed usarlo.
A los que salimos: mucho ánimo, esfuerzo, ganas y valor.
Necesito expresar el mensaje optimista que todos los que nos vamos necesitamos oír, y es algo así como 'podemos'. Porque sé que podemos, y porque otros han podido.
Quizá éstas sean nuestras primeras Navidades en las que el descanso no vaya a ser uno de los protagonistas, pero sobreviviremos.
Éste es nuestro último cuento de Navidad, y sólo nosotros podemos escribir el final.
Paula Albert.